COMETA

martes, 5 de enero de 2010

CUENTO "UNA MÁGICA NOCHE DE REYES"



Este cuento está dedicado a tod@s aquell@s que creen en la magia y la ponen en práctica día a día.

Adrián, de 7 años, no podía dormir. Era la noche de reyes y estaba muy nervioso, cerró los ojos mientras pensaba que los reyes ya estarían llegando.

De repente escuchó un ruido en la ventana, una luz muy fuerte entraba por ella mientras un señor de barbas blancas le sonreía y hacía señales para que abriera. Adrián pensaba que estaba soñando.

Cuando abrió la ventana el señor le dijo que era el Rey Melchor quien necesitaba su ayuda para repartir regalos por el mundo.

Sin pensarlo dos veces Adrián se subió de un salto al camello. También estaban Gaspar y Baltasar, ¡qué suerte!

Fueron por el cielo volando en sus camellos. ¿Sabes cual fue el primer lugar que visitaron? Pues Marruecos. Las puntas de las mezquitas y las casitas se veían desde allí arriba.

Comenzaron a repartir juguetes y repusieron fuerzas con dátiles y leche de cabra.
Hummm, ¡Exquisitos!

La siguiente parada fue en África, en la selva del Congo. Adrián se moría de calor, ¡en Navidad!, ¡qué cosa tan rara!. En su país siempre hacía frío.

Entraron en la cabaña de un niño que se llamaba BULA-BULA y le dejaron un hermoso tambor.

Subieron de nuevo a los camellos y mientras volaban a otro sitio los reyes le explicaron lo del clima: mientras en su país es invierno es verano en otros y luego al revés. Incluso hay países en los que siempre hace calor y en otros siempre frio.

Mientras ya estaban en el Polo Norte.
Casitas de hielo llamadas iglús, hielo por todas partes y regalos para los niñ@s esquimales.

A Kika le dejaron un bonito trineo.

Adrián tenía ganas de quedar a patinar un rato pero aún quedaba mucho trabajo así que se marcharon.

En esto Adrián se dio cuenta de que no habían ido a la India.
Y ocurrió algo que no os podéis imaginar: los reyes le dijeron que no tenían ningún pedido de allí. Adrián alucinaba ¡todos los niños del mundo deberían de tener regalos!

Ni corto ni perezoso, Adrián, decidió renunciar a los juguetes que les había pedido e incluso repartir todos los juguetes que tenía, que eran muchísimos.

De esta manera fueron repartiendo balones, peluches, cuentos, trenes, bicis…

Los reyes quedaron asombrados por la generosidad que demostró y le felicitaron de corazón.

Al acabar la noche regresaron a la habitación de Adrián. Se despidieron con tristeza pero los reyes tenían que volver a Oriente.

El día 6 de Enero Adrián encontró la habitación llena de regalos y una nota que decía:
“SI ENTREGAS AMOR ESTE VOLVERÁ A TI POR TRIPLICADO”

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Que hermoso!


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